Emociones y actitudes sobre el cáncer

A propósito del “Día mundial en contra del cáncer”
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Dr. Dennis Ríos-Román
Psicólogo clínico

“Cáncer”. Una palabra que retumba en nuestra mente cuando nos dicen que tenemos resultados positivos a esta enfermedad, e incluso cuando se le diagnostica a algún miembro de nuestra familia o amigo.

Según la Organización Mundial de la Salud, cáncer es un término amplio utilizado para aludir a enfermedades que se pueden originar en casi cualquier órgano o tejido del cuerpo, cuando células anormales crecen de forma descontrolada, sobrepasan sus límites habituales e invaden partes adyacentes en el cuerpo y/o se propagan a otros órganos (como ocurre con las metástasis). Sabiendo que es una de las principales causas de muerte a nivel mundial, podemos entender la sensación de impotencia que genera su diagnóstico.

El uso de diversos remedios caseros, las orientaciones sobre los alimentos a evitar y los recomendados, los consejos sobre los hábitos a reforzar y sobre aquellos a eliminar, ni las preguntas sobre el historial familiar garantizan que uno vaya a estar exento de padecer cáncer en algún momento de la vida.

Lo que sí parece ser constante, en la mayoría de los casos, es que cuando se habla de cáncer lo primero que surge son pensamientos de muerte, de frustración, de ira y de dudas sobre posibles tratamientos y/o curas.

Partiendo de que aún no se cuenta con un tratamiento 100% efectivo para manejar un diagnóstico de cáncer y aprovechando la celebración del “Día mundial contra el cáncer”, nos referimos a algunas recomendaciones para poder manejar el área emocional dentro de tantas preocupaciones asociadas:

  1. Mantener una actitud positiva en el proceso de tratamiento ayudará a una mejor calidad de vida, evitando angustias por el futuro (que es incierto), ya que adelantarnos a los eventos, en la mayoría de los casos, genera más ansiedad;
  2. Es bueno identificar y contar con una red de apoyo familiar y/o de personas positivas que ayuden a desconectar los pensamientos reiterativos sobre las posibles repercusiones de un diagnóstico de cáncer;
  3. Leer y buscar información sobre la condición está bien, pero evitando una saturación sobre el tema;
  4. Evitar desarreglos extremos en la alimentación y en el uso de alcohol o de otras sustancias. El cuerpo debe estar en óptimas condiciones a nivel de defensas y del sistema inmunológico, para así combatir los malestares de la enfermedad y/o los efectos secundarios de los tratamientos;
  5. Salir, pasear y realizar ocupaciones placenteras y de disfrute son actividades que limitan el tiempo de pensamientos intrusivos que –lejos de ayudar– complican más el panorama de la salud;
  6. Fortalecer el área espiritual puede ayudar al manejo y aceptación de un proceso tan complicado como el diagnóstico de cáncer; y
  7. Leer sobre otras áreas es importante, además de aquellas sobre el diagnóstico de cáncer, en particular sobre cómo manejar los procesos de duelo. Aunque se logre vencer la enfermedad manteniéndola en remisión o aun cuando la condición llegue a un punto donde no requiera mayores tratamientos, el conocimiento sobre el proceso de duelo es necesario para trabajar con situaciones de enfermedades, con situaciones sociales y con experiencias que son parte del ciclo de la vida y que vamos a experimentar de forma inevitable.

Estas son solo algunas recomendaciones que pueden contribuir a una mejor actitud frente a los tratamientos y, de esa manera, a un mayor bienestar de nuestros pacientes con cáncer.

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