
Gilberto Rivera Gautier, MD
Cardiólogo – Sociedad Puertorriqueña de Cardiología
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de mortalidad y morbilidad a nivel mundial; en Puerto Rico se reportan cerca de 5,000 muertes anuales debido a ellas. Los costos asociados al manejo directo de estas condiciones y sus complicaciones, así como los costos indirectos por pérdida de producción, son incalculables. Se han descrito ciertos factores de riesgo modificables asociados con el desarrollo de la enfermedad cardiovascular, lo que establece el rol fundamental de la medicina preventiva en el proceso de detección temprana y de la implementación de estrategias de prevención en nuestra población.
Factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular
La hipertensión arterial es el factor de riesgo con mayor prevalencia a nivel mundial. Hoy en día se define como una presión al descanso mayor de 130/80 mmHg, y su presencia se considera un predictor importante de eventos como el infarto cardiaco y los accidentes cerebrovasculares, así como del desarrollo de la enfermedad renal crónica, también conocida como el “asesino silencioso” por ser asintomática en la mayoría de las personas.
Las estrategias de detección temprana de la hipertensión, como las mediciones regulares en todos los pacientes, incluyendo el automonitoreo, son de gran importancia. El tratamiento comienza con cambios en los estilos de vida, con la restricción de sal en la dieta y con el control del peso e, inclusive, de la farmacoterapia.
La importancia de controlar la hipertensión arterial radica en que es el factor de riesgo más frecuente para infartos, accidentes cerebrovasculares y daño renal.
Sonograma abdominal: aorta con múltiples calcificaciones y de trayecto tortuoso.
La diabetes mellitus es un factor de riesgo incluso considerado equivalente a la presencia de la enfermedad cardiovascular. El diagnóstico se establece con medidas de glucosa en ayunas, medidas de hemoglobina glucosilada (HgbA1c) e, incluso, con pruebas de tolerancia a la glucosa administradas oralmente. Terapias para el control de glucosa con los mecanismos de inhibición de cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2i) y los agonistas del receptor GLP-1 han demostrado tener beneficios cardiovasculares y deben de ser consideradas tempranamente dentro de la terapia farmacológica.
La dislipidemia, particularmente los niveles elevados de LDL (lipoproteína de baja densidad), es considerada un factor causal de la aterosclerosis. El perfil de lípidos debe ser realizado rutinariamente cada 5 años en todos los adultos saludables. Los monitoreos más frecuentes son recomendados dependiendo de la presencia de otros factores o cuando se requiere seguimiento por la presencia de niveles alterados.
Los medicamentos del grupo de las estatinas han demostrado una reducción significativa de los eventos cardiovasculares, particularmente en personas con un perfil de mayor riesgo médico con herramientas de cálculo de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD) recomendada por el Colegio Americano de Cardiología (ACC).
Imagen de ultrasonido de riñón derecho: Disminución de volumen y espesor parenquimal por insuficiencia renal crónica.
El uso de productos de tabaco es considerado un factor de riesgo mayor para el desarrollo de la enfermedad cardiovascular, asociado a sus efectos proinflamatorios, aterogénicos y procoagulantes. El cese del uso de tabaco resulta en una reducción significativa del riesgo, inclusive en pacientes con enfermedad ya establecida. La orientación a los pacientes junto con alternativas de terapia farmacológica y/o reemplazo de nicotina deben de ser ofrecidos a todos los que presentan este factor de riesgo.
La presencia de sobrepeso (índice de masa corporal ≥25) y obesidad (índice de masa corporal ≥30) se asocian a la de otros factores como la hipertensión, diabetes por resistencia a la insulina y disfunción endotelial. Medidas aumentadas de circunferencia a nivel de la cintura (más de 40 pulgadas en hombres y más de 35 pulgadas en mujeres) se han asociado a un mayor riesgo cardiovascular. El sedentarismo está muy relacionado con el sobrepeso y su manejo requiere de un enfoque multidisciplinario.
Factores psicosociales, incluyendo la ansiedad, la depresión y el estrés crónico, se pueden asociar a un mayor riesgo de eventos cardiovasculares. Su presencia puede también afectar de forma negativa la capacidad del paciente para lograr el control de los demás factores de riesgo, lo que hace fundamental abordar este aspecto en las estrategias de prevención.
El consumo de alcohol puede aumentar los niveles de presión arterial, así como el riesgo de desarrollo de fibrilación atrial, por lo que debe limitarse en quienes presentan otros factores de riesgo cardiovascular.
Importancia de la prevención
La prevención cardiovascular primaria pone énfasis en la detección temprana y en el control de los factores de riesgo descritos anteriormente. El uso rutinario de herramientas como la calculadora ASCVD, las medidas de presión arterial rutinaria y el monitoreo con pruebas de laboratorio para glucosa y perfil de lípidos, entre otros, pueden ser realizados de manera fácil y económica.
De esa manera podemos ayudar a tomar tempranamente medidas de control y reducción de los factores de riesgo de desarrollo de enfermedad cardiovascular y sus complicaciones, muchos de los cuales son modificables. La detección temprana y el manejo apropiado de dichos factores de riesgo ayudan a prevenir el desarrollo de la enfermedad cardiovascular.
La medicina primaria juega un papel protagónico tanto en la prevención primaria como en la prevención secundaria de la enfermedad cardiovascular y se constituye en una herramienta invaluable en el mantenimiento de la salud de nuestra población.
Prevención secundaria
La prevención secundaria va dirigida a los pacientes con enfermedad cardiovascular establecida, ya sea que hayan sufrido eventos como infarto cardiaco o eventos cerebrovasculares, o que estén asintomáticos, pero que tengan evidencia de enfermedad aterosclerótica.
El uso de antiplaquetarios como la aspirina o inhibidores de receptor P2Y12, así como la terapia con estatinas en alta intensidad (por ejemplo, atorvastatina 40 a 80 mg o rosuvastatina 20 a 40 mg) pueden ser de gran importancia.
Establecer programas de rehabilitación cardiovascular bajo supervisión profesional, así como los seguimientos médicos para asegurar que se mantenga la adherencia apropiada al tratamiento médico, son decisivas en el manejo de los pacientes.
Rol de la medicina primaria
La medicina primaria juega un papel decisivo en la prevención de la enfermedad cardiovascular. La detección temprana de esta enfermedad y sus factores de riesgo, la educación y la adopción de estilos de vida saludables, el comienzo y ajuste de tratamientos farmacológicos apropiados, la coordinación de servicios especializados en casos meritorios, así como la implementación de programas de prevención a nivel de comunidades son aspectos importantes en los que la medicina primaria debe estar involucrada.
Conclusión
El desarrollo de la enfermedad cardiovascular se encuentra asociado a la presencia de factores de riesgo, muchos de los cuales son modificables. La detección temprana y el manejo apropiado de dichos factores de riesgo ayudan a prevenir el desarrollo de la enfermedad cardiovascular. La medicina primaria juega un papel protagónico tanto en la prevención primaria como en la secundaria, y es una herramienta invaluable para preservar la salud de la población.
Referencias
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