Proteger al corazón: Responsabilidad de todos

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Mario R. García-Palmieri, MD
Profesor Distinguido y Emérito
Escuela de Medicina, Recinto de Ciencias Médicas,
Universidad de Puerto Rico

Las enfermedades cardiovasculares, en especial la enfermedad coronaria son la primera causa de muerte en los países desarrollados, incluyendo a Puerto Rico. Por esto, es importante reconocer a tiempo los factores de riesgo para evitarlos y combatirlos: la edad, el sexo, la herencia, la dieta, la inactividad física, la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial, la diabetes y el estrés.

La edad y el sexo.

Los hombres de 40 a 45 años tienen un riesgo 5 veces mayor que las mujeres. Después de la menopausia, la incidencia se equipara. Como la aterosclerosis se inicia en la niñez, hay que inculcar buenos hábitos desde temprano en la vida.

La herencia.

Si los padres tuvieron enfermedad coronaria o sufrieron de hipertensión antes de los 55 años, hay un riesgo de 2 a 5 veces mayor en desarrollarla.

El fumar.

Aumenta 4 veces el riesgo de un accidente cerebrovascular y 3 veces la muerte cardiaca repentina. Este riesgo desaparece al año de dejar de fumar, lo que además previene de trombosis coronaria, del cáncer y de enfermedades pulmonares crónicas.

La dieta.

Debe ser equilibrada. Hay que reducir las grasas saturadas como yemas de huevo, mantequilla, harinas, dulces y alcohol, y consumir lácteos bajos en grasa, pescado, pollo o pavo sin pellejo, carnes magras, frutas, legumbres, vegetales, granos, arroz y pastas. Hay que preferir las comidas horneadas a las frituras y eliminar el salero de la mesa, especialmente si existe hipertensión arterial o insuficiencia cardiaca.

La inactividad física.

Es uno de los principales factores de riesgo. Debemos hacer ejercicio por 30 minutos o más, por lo menos 5 días por semana. Caminar a paso rápido, pasear, trabajar en el jardín, usar bicicleta, nadar o trotar. Es siempre preferible usar las escaleras a usar el ascensor.

La hipertensión arterial.

Aumenta de 5 a 20 veces el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria y 6 veces el de accidente cerebrovascular. Se debe mantener la medicación adecuada, generalmente de por vida, tratando de estar por debajo de 140/90. Se debe reducir el consumo de sal a un máximo de 2.1 gramos de sodio al día (6 gramos de sal corriente).

La hipercolesterolemia.

El aumento de colesterol en 1% aumenta la probabilidad de sufrir un ataque al corazón en 2%. En personas con colesterol elevado y sin enfermedad coronaria, la reducción del colesterol disminuye los riesgos y la mortalidad coronaria. En quienes ya han sufrido un infarto cardíaco, se disminuye la probabilidad de otro evento y la mortalidad. La primera medida es la dieta reduciendo la ingestión de grasas saturadas, colesterol y calorías totales; la segunda es el uso de fármacos.

La diabetes mellitus.

Duplica el riego de trombosis coronaria. Se debe controlar con dieta, ejercicio y, de ser necesario, con medicación.

La obesidad.

Aumenta el riesgo de desarrollar aterosclerosis coronaria, hipertensión arterial, desórdenes del colesterol y accidentes cerebrovaculares. Se requiere hacer ejercicio, seguir una dieta adecuada y bajar de peso.

El estrés.

Activa la liberación de catecolaminas que afecta la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y el ritmo cardiaco. Amerita aprender a ser sosegado y a evitar las situaciones que generan ansiedad. La OMS dispone “El aumentar la actividad física es hoy tan importante como el control del tabaquismo, la promoción de una dieta saludable y la prevención de la obesidad para minimizar la carga de las enfermedades no comunicables sobre la humanidad”. Proteger al corazón es responsabilidad de todos.

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