Paul Gauguin (1848-1903): El pintor aventurero

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Jesús María del Rincón
Retratista
delrinconportrais@gmail.com
www.delrinconportraits.com

Cierto día entré al elevador para una cita rutinaria con el dentista y presioné el botón del piso 3. Había otra persona ya en el ascensor, y me extrañó que no apretara botón alguno. Comenzamos a subir y observé que el elevador se pasó del 3o, 4o, 5o, 7o… y seguía subiendo. Bastante asustado, lo confieso, ya que el edificio solo tenía siete pisos, me volví hacia mi compañero de viaje, y su rostro, calmo, me resultó conocido. De repente, el elevador se detuvo y desaparecieron sus paredes en una densa bruma.

Del Rincón: ¿Qué está sucediendo? ¡No entiendo nada! Oiga, pero si usted es el vivo retrato de Gauguin, uno de mis pintores favoritos.

Gauguin: Efectivamente, soy Paul Gauguin, el pintor post-impresionista francés, parte del movimiento simbolista; para servirle.

Del Rincón: ¿Su padre fue un periodista francés y su madre peruana hija de una conocida escritora?

Gauguin: Sí, seguro; llevo sangre inca. Nací en París, pero mi familia se mudó a Perú siendo yo niño. En el viaje falleció mi padre. Pasado algún tiempo volvimos a Francia, donde fui marino mercante, más tarde me enrolé en la Marina de Guerra, y finalmente me hice corredor de bolsa, en lo que fui bastante exitoso. También formé una familia, casándome con la danesa Mette Gad, con quien tuve cinco hijos.

Del Rincón: ¿Qué sucedió después?

Gauguin: Me fascinaba tanto la pintura que en la primera exposición impresionista gasté 17 000 francos en obras de Monet, Manet, Sisley, Guillaumin Renoir y Pissarro. Este último me animó a pintar y en 1876 aceptaron un paisaje mío en el Salón. También me presentó a Cézanne y los tres trabajamos por un tiempo en Pontoise, aunque este recelaba de mí, pues pensaba que le podía robar sus ideas. En 1883 dejé el banco para dedicarme de lleno a la pintura. Me mudé a Rouen, donde la vida no era tan cara; poco después marché a Dinamarca, donde estaba mi mujer con nuestros hijos. Allí me sentía abúlico y decidí volver a París, a Pont-Aven, donde vivían muchos artistas.

Del Rincón: ¿Estuvo con Van Gogh en Arles?

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Mujeres tahitianas en la playa, Paul Gauguin, óleo sobre lienzo, 27.2” × 35.8”,1891

Gauguin: Por un tiempo llevé una vida disipada. El alcohol me estaba destruyendo. Corría el año 1888 y decidí pasar varias semanas en Arles, invitado por Van Gogh. Allí sufrí varios percances con él, pues me amenazó con un cuchillo en una discusión por una prostituta y luego se cercenó una oreja. Estaba desquiciado y decidí alejarme de él.

Del Rincón: ¿Qué lo llevó a Tahití?.

Gauguin: Harto del París decadente escogí el Pacífico sur para vivir por los escenarios exóticos y colores fuertes de esta posesión francesa. Me hipnotizaba su luz y vivía de manera rústica con muy poco dinero. Allí me encontré y surgió un estilo conceptual y vívido de pintura, que me absorbió completamente.

Del Rincón: ¿Cuándo murió y de qué?

Gauguin: Fallecí en 1903, a los 54 años, en Autona, Hiva Oa, en las islas Marquesas. Padecía de sífilis y tomé una sobredosis de morfina. Me falló el corazón, pero… ya conoce suficiente de mi vida ¡Au revoir!

De repente se esfumó su imagen y se abrieron las puertas del elevador. Miré el número de piso y estaba en el tercero, mi destino final, el piso del dentista.

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