TORRE DE MARFIL

Obsesiones extremas: Los hermanos Collyer

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Félix J. Fojo, MD
felixfojo@gmail.com
ffojo@homeorthopedics.com

Todos sabemos que las dificultades económicas pueden exacerbar los síntomas de diferentes neurosis, pero la riqueza, la otra cara de la moneda, permite en ocasiones que ciertas manifestaciones psiquiátricas alcancen magnitudes verdaderamente espectaculares.

Ese es el caso de los hermanos Collyer, ágilmente descrito por el novelista neoyorquino Edgar Doctorow (Ragtime, Billy Bathgate) en su último best seller: Homer y Langley, publicado en el 2009.

Homer y Langley en Harlem

Homer Collyer (1881-1947) y Langley Collyer (1885-1947) nacieron ricos. Aunque Homer se hizo abogado y Langley ingeniero en realidad nunca trabajaron, pues tenían suficientes rentas y dinero en el banco como para no tener que hacerlo. Se criaron en una enorme casa de cuatro plantas que más parecía una fortaleza, ubicada en el barrio de Harlem, norte de Manhattan, que para la época de sus nacimientos, era una zona de clase alta prominentemente blanca.

Pero a comienzos del siglo XX Harlem empezó a cambiar, y las obras de extensión del metro, alrededor de 1920, y la propia evolución de la ciudad llevaron a muchas familias pudientes a emigrar a otras zonas de Nueva York. Los Collyer no emigraron; después de la muerte de su madre en 1929, se recluyeron en su castillo y se fueron aislando del mundo circundante.

Aislamiento voluntario

Homer, el mayor, no volvió a salir jamás de la casa. Langley se encargó de las compras de alimentos, cada vez más exiguas, principalmente naranjas y algunas chucherías, y de la adquisición de una infinidad de objetos, algunos comunes, como los periódicos, los libros y las latas de conservas, y de otros inverosímiles, como ametralladoras antiguas, instrumental quirúrgico, rastrillos, acordeones, violines y trompetas, pianos de cola y verticales, una máquina de rayos X, varios esqueletos de caballos y vacas, zapatos usados, jaulas de pájaros vacías, relojes de todos tipos y un etcétera tan largo que alcanzó las 140 o 150 toneladas de basura.

El final

Un día cualquiera de marzo de 1947 Langley murió aplastado por el peso de los paquetes de periódicos y revistas que empleaba para hacer barricadas en las ventanas y túneles de comunicación; el día exacto de su trágica muerte se desconoce, pero Homer debía sufrir mucho más. Murió de hambre y sed el 21 de marzo de 1947, unas horas antes de que la policía y los bomberos irrumpieran en la casa.

Historias semejantes

A no mucha distancia, en un lujoso barrio de Long Island, unos veinte años después, Jackie Kennedy-Onassis se enfrentaba a un fenómeno parecido en el caserón de su tía Edith Bouvier y de su prima hermana del mismo nombre. Ambas, además de basura, rodeadas de gatos. Esta historia ha sido narrada en un documental de 1975 y en la película Gray Gardens (2009), protagonizada por Drew Barrymore y Jessica Lange.

Si usted es pobre y padece, Dios no lo quiera, esta forma extrema de desorden obsesivo-compulsivo (OCD), será etiquetado como portador de un “Síndrome de Diógenes”, pero si es rico y dispone del tiempo y el dinero suficientes para adquirir toneladas y toneladas de basura, entonces padecerá de un “Síndrome de Collyer”.

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