Déficit de atención/hiperactividad (ADHD):

Impacto en niños y adultos
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Brenda E. Matos, MD
Psiquiatra General, Subespecialista en Niños y Adolescentes
Presidenta Capítulo de Psiquiatría de Niños y Adolescentes
del Colegio Médico-Cirujanos de PR
Presidenta Electa, American Psychiatric Association, Puerto Rico Chapter

Definición del ADHD

Se trata de un trastorno de conducta heterogéneo que se asocia a un deterioro en la funcionabilidad y a un aumento en el índice de comorbilidades, tanto en niños como adultos. Entre las áreas que pueden estar potencialmente afectadas se encuentran el progreso académico/ ocupacional, la socialización, la relación marital, y la presencia de dificultades legales (aumento de conducta antisocial y criminal), de lesiones, accidentes de vehículos de motor, abuso de sustancias controladas, problemas de salud y baja autoestima.

Aspectos epidemiológicos

El ADHD es una de las condiciones psiquiátricas más comunes en la niñez. Es más común en varones y su prevalencia es del 4% al 7% en la edad escolar y del 4,4% en la adultez. La mayoría de los niños con ADHD (del 60% al 85%) continuarán presentando criterios para este trastorno durante los años de adolescencia y evolutivamente en la adultez. La persistencia del síndrome completo en el adulto cuando es autorreportado es del 2% al 8%, la prevalencia aumenta a un 46% cuando los padres lo reportan y a un 67% cuando se considera el proceso evolutivo del desarrollo del trastorno.

Aspectos etiológicos y su correlación

Entre las varias posibilidades etiológicas del ADHD están el factor genético y los factores biológicos, neuroanatómicos, neuroquímicos, neurofisiológicos y ambientales.

A. Factores biológicos

Algunos factores biológicos para el ADHD pueden ser el estrés perinatal, el bajo peso al nacer, un daño cerebral traumático o fumar cigarrillos durante el embarazo.

B. Factores neuroanatómicos

Los hallazgos en estudios de neuroimágenes pueden mostrar anormalidades en áreas de los lóbulos frontal o temporal. En niños con diagnóstico de ADHD se han podido observar la corteza prefrontal derecha y regiones específicas de los ganglios basales –como el núcleo caudado– menos activos y/o reducidos. Estudios con MRI (Guillermo, et al, 2010), encontraron –tanto en hombres como en mujeres con ADHD– regiones de materia gris más pequeñas en el núcleo caudado derecho. A su vez, las áreas afectadas por una disfunción a nivel cortical comprometen funciones como el control en la conducta, del lenguaje, de la función motora y/o del aprendizaje y organización. Las personas con ADHD que presentan disfunción en el lóbulo temporal y sus ganglios basales tendrán limitación en las funciones regulatorias presentando problemas de modulación de varias funciones, tales como la ansiedad, los estados anímicos y el control del coraje.

C. Factor neuroquímico

Por medio de estudios en animales se ha podido demostrar que el locus ceruleus (que consiste mayormente de neuronas noradrenérgicas) tiene un rol importante en la falta de atención; por ende, el ADHD sería el resultado de la deficiencia neuroquímica de la dopamina y norepinefrina. Cualquier deficiencia de estos neurotransmisores puede resultar en hiperactividad, inatención y/o impulsividad. La dopamina modula la actividad motora, el estrés, el miedo, las recompensas y funciones ejecutivas. La norepinefrina, a su vez, modula las funciones cognitivas, la atención selectiva, la adaptación y funciones ejecutivas.

Diagnóstico

La evaluación comprende una entrevista con los padres y con el paciente, reportes de los maestros, récord académico, historial familiar de ADHD y uso de escalas de calificación, tales como Conners y Vanderbilt. Cuando el historial médico es poco notorio para ADHD, hacer pruebas de laboratorio y pruebas neurológicas no es lo indicado según los últimos parámetros prácticos del AACAP. Las pruebas psicológicas no son mandatarias para diagnosticar ADHD. Sin embargo, se recomienda realizarlas cuando el historial del paciente sugiere una habilidad cognitiva baja o una ejecución baja en lenguaje y/o matemáticas, relativa a la habilidad intelectual del paciente, según los últimos parámetros prácticos del AACAP.

Tratamiento

El tratamiento por excelencia incluye la farmacoterapia (estimulantes y no estimulantes), además de la psicoeducación, la modificación de conducta, las intervenciones escolares, el entrenamiento a los padres y el apoyo de la comunidad.

Comentario

Los síntomas de inatención e hiperactividad/impulsividad presentes en esta condición neurobiológica están asociados a eventos de vida negativos, por lo que esto puede afectar la funcionabilidad, tanto de niños como de adultos. Por ello, puede ser muy importante hacer una evaluación especializada para poder definir con precisión el diagnóstico y dar las mejores recomendaciones terapéuticas cuanto antes en la vida.

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