Artritis reumatoide:

Avances recientes en el diagnóstico y tratamiento
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Especial para Galenus
Adaptado de National Institutes of Health (NIH) y de
National Institute of Arthritis and Musculoskeletal and Skin Diseases

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune crónica que afecta principalmente las articulaciones, causando inflamación, dolor, rigidez y pérdida de función. En las últimas décadas, ha habido avances significativos en la comprensión, diagnóstico y tratamiento de la AR, lo que ha llevado a una mejor calidad de vida para los pacientes afectados.

Diagnóstico temprano y biomarcadores en artritis reumatoide

El diagnóstico temprano de la AR es crucial para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes, ya que un tratamiento oportuno y temprano puede ayudar a reducir la inflamación y a prevenir el daño articular irreparable y la discapacidad. Los avances en la identificación de biomarcadores y en las técnicas de diagnóstico de la AR han permitido que esta se detecte con mayor precisión y rapidez.

Avances en pruebas serológicas, anticuerpos anti-CCP y factor reumatoide

Las pruebas serológicas son una herramienta clave en el diagnóstico de la AR. Los anticuerpos anti-péptidos cíclicos citrulinados (anti-CCP) y el factor reumatoide (FR) son biomarcadores que se suelen utilizar en el diagnóstico de la AR, incluso antes de que aparezcan síntomas clínicos.

Los anticuerpos anti-CCP tienen una especificidad del 96 al 98% para la AR, lo que los convierte en un marcador importante para el diagnóstico. Además, la presencia de anticuerpos anti-CCP se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar AR en personas con síntomas inespecíficos y con un curso más agresivo de la enfermedad.

El factor reumatoide (FR) es un autoanticuerpo presente en cerca del 70 al 80% de los pacientes con AR. Aunque no es tan específico como los anticuerpos anti-CCP, su presencia puede respaldar el diagnóstico de AR, especialmente cuando se combina con otros hallazgos clínicos y serológicos.

Nuevos biomarcadores en investigación Proteínas inflamatorias y otros

Las investigaciones buscan identificar nuevos biomarcadores que puedan ayudar a diagnosticar la AR de manera más temprana y precisa. Algunos biomarcadores prometedores incluyen:

  • Proteínas inflamatorias: la calprotectina y la proteína C reactiva (PCR) son proteínas inflamatorias que se encuentran elevadas en la sangre de pacientes con AR. Estos biomarcadores pueden ayudar a identificar la inflamación y monitorear la respuesta al tratamiento; y
  • Otros autoanticuerpos: los anticuerpos contra la carbamilada (anti-CarP) y contra la vimentina modificada por citrulinación (MCV) son ejemplos de autoanticuerpos que se investigan como posibles biomarcadores en la AR.

Imágenes avanzadas: ultrasonido, resonancia magnética y PET-CT

Las técnicas de imágenes, como el ultrasonido, la resonancia magnética (RM) y la tomografía por emisión de positrones (PET-CT), pueden proporcionar información detallada sobre la inflamación y el daño articular. Estas técnicas pueden ser útiles para detectar la AR en distintas etapas.

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MRI cérvico-dorsal: Hay cambios artropáticos que comprometen articulación atlanto-axial (erosiones y compresión), espondilosis cervical con compromiso de discos y25 degeneración foraminal. (Cortesía: Muhammad Essam, Radiopaedia.org, rID: 29388).

Terapias farmacológicas

El tratamiento farmacológico de la artritis reumatoide (AR) tiene como objetivo reducir la inflamación, controlar el dolor, prevenir el daño articular y mejorar la calidad de vida de los pacientes. A continuación, se detallan algunas de las terapias farmacológicas más importantes en el manejo de la AR:

  • Fármacos modificadores de la enfermedad (FAME): son la base del tratamiento de la AR, ya que actúan sobre el proceso subyacente de la enfermedad, ralentizando la progresión y previniendo el daño articular. El metotrexato es el FAME más utilizado para tratar la AR y el tratamiento de primera línea por su eficacia y perfil de seguridad. Actúa inhibiendo la enzima dihidrofolato reductasa, que disminuye la síntesis de ácido nucleico y la proliferación celular. Otros FAME utilizados en AR son leflunomida, sulfasalazina e hidroxicloroquina. Pueden utilizarse solos o con metotrexato o agentes biológicos;
  • Glucocorticoides: como la prednisona, pueden utilizarse a corto plazo para controlar la inflamación y el dolor en AR. Aunque son efectivos, su uso a largo plazo se asocia con efectos secundarios significativos, por lo que suelen utilizarse en dosis bajas y durante periodos cortos de tiempo; e
  • Inhibidores de la fosfodiesterasa 4 (PDE4): El apremilast actúa reduciendo la inflamación mediante la modulación de la actividad de las células inmunitarias. Ha demostrado ser efectivo en AR, en especial en pacientes que no responden a otros tratamientos.

Terapias biológicas: las terapias biológicas son medicamentos producidos a partir de organismos vivos que actúan sobre objetivos específicos del sistema inmunológico. Estos medicamentos se utilizan cuando los FAME convencionales no han sido efectivos o no pueden ser utilizados debido a contraindicaciones:

  • Agentes anti-TNF: los inhibidores del factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) como etanercept, adalimumab e infliximab, bloquean la acción del TNF-α, una proteína inflamatoria clave en la patogénesis de la AR;
  • Inhibidores de IL-6: tocilizumab y sarilumab son anticuerpos monoclonales que bloquean la acción de la interleucina-6 (IL-6), otra proteína inflamatoria involucrada en la AR;
  • Antagonistas del receptor de las células T: abatacept modula la activación de las células T, disminuyendo la inflamación y la progresión de la enfermedad;
  • Anticuerpos monoclonales: rituximab actúa mediante la depleción selectiva de las células B, que desempeñan un papel importante en la respuesta inmunitaria y la inflamación en la AR; e
  • Inhibidores de las quinasas Janus (JAK): Usados por vía oral, bloquean la acción de las enzimas quinasas de Janus, que tienen un rol crucial en la señalización de diversas citocinas involucradas en la inflamación y la respuesta inmunitaria. Estos han demostrado ser eficaces en tratar AR que no han respondido bien a los FAME convencionales ni a terapias biológicas. Entre estos están: tofacitinib (inhibidor de JAK1, JAK2 y JAK3), efectivo en la AR moderada a grave, baricitinib (inhibidor selectivo de JAK1 y JAK2) y upadacitinib (inhibidor selectivo de JAK 1).
    A medida que avanza la investigación, se siguen desarrollando nuevas terapias farmacológicas para la AR. Estas pueden incluir medicamentos que actúan sobre otras vías inflamatorias o que modulan la respuesta inmunitaria de manera más selectiva. También se están investigando terapias celulares y de genes como posibles enfoques futuros en el manejo de la AR.

Comentario

Las terapias farmacológicas en AR han tenido una gran evolución en las últimas décadas. Hoy, hay varias opciones para abordar la inflamación, el dolor y el daño articular. La elección del tratamiento adecuado debe basarse en la gravedad de la enfermedad, la respuesta del paciente a tratamientos anteriores y los posibles efectos secundarios. La colaboración entre el médico y paciente es esencial para seleccionar el mejor tratamiento y monitorear la respuesta al mismo.

Referencias

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