Los cambios son normales y propios de la vida. Cuando estos son favorables y buenos para todos, hay motivo de alegría y júbilo. Por otro lado, cuando hay situaciones difíciles o que pueden afectar nuestro bienestar, surgen la preocupación y la ansiedad ante el temor que pudiera ocurrir algo peor.
Recuerdo cuando era adolescente, cuando en el mundo había problemas –tal vez ni más grandes ni más pequeños que los actuales– que había guerras o conflictos en muchos lugares, problemas por las fuentes de (...)