José Ginel Rodríguez, MD

“La Escuela de Medicina tiene que poner énfasis en la educación, la investigación y, sobre todo, en el servicio al paciente”.

A continuación, encontramos las opiniones de un líder comprometido en la preparación de nuevos médicos, quien con su visión, trabajo y esfuerzo cumple un rol importante en Puerto Rico desde la Presidencia de la Universidad Central del Caribe.

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José Ginel Rodríguez

¿Cómo comenzó su relación con la Universidad Central del Caribe (UCC)?

Luego de graduarme de médico en la Escuela de Medicina de Ponce, vine a hacer la especialidad en Pediatría al Hospital Dr. Ruiz Arnau de la UCC. Al culminar la residencia, la Dra. Nilda Candelario me invitó a integrarme como facultativo a la Escuela de Medicina de la UCC, como coordinador de asuntos médicos. A ella siempre le estaré agradecido por darme esa extraordinaria oportunidad de seguir desarrollándome en algo que siempre me apasionó, que es la Academia, y de volcar lo que había aprendido en otros jóvenes. Asumí la responsabilidad en todo lo concerniente a las actividades de estudiantes y médicos. Era el año 1986. También pasé los boards. Luego de terminar la residencia, estuve un tiempo a los Estados Unidos, en Johns Hopkins. Allí, además, participé en un proyecto de investigación sobre lípidos en niños, que sirvió para que, posteriormente, otros siguieran estudiando y profundizando en esos temas.

¿A las actividades de servicio médico y educación les fue agregando funciones y actividades administrativas?

Sí, desde que era Jefe de Residentes tenía que ver funciones administrativas. Así, cuando estaba a cargo de educación médica y como Director del programa de residencia, la mayor parte de mi actividad la dividía entre lo académico y lo administrativo. En esos años, estaba como Presidente de la UCC el Dr. Raúl Marcial Rojas, una persona excepcional con muchas cualidades profesionales y personales. Él fue otro de mis mentores.

Estar y compartir con los estudiantes siempre ha representado para mí un gran reto. Desde la posición de profesor y académico uno tiene que responder a los estudiantes, a su visión del momento, a sus intereses y a sus necesidades y aspiraciones.

En su posición actual como Presidente de la UCC, el abanico de actividades se tiene que haber vuelto más amplio.

Desde la posición de Presidente se tiene que mantener la visión bien definida en el horizonte para liderar adecuadamente la institución. Hay que resolver muchas cosas puntuales y del quehacer diario, pero hay que mantener el rumbo claro y definido. Tenemos retos en los temas de educación e investigación y está el tema central, que es el servicio al paciente, que es muy importante.

Estamos viendo cómo el clima en que se desarrollan las cosas actualmente ha cambiado, hoy tenemos muchos retos y eso requiere mucho esfuerzo y trabajo. Los cambios y la evolución han creado nichos o espacios que tenemos que considerar para ser exitosos. Han surgido retos que nos obligan a reinventarnos para hacer que las variables que inciden sobre el éxito funcionen. Y eso lo tenemos que transferir o aplicar al estudiante, cuya preparación es el objetivo de nuestra institución.

Los estudiantes y la evolución

Los estudiantes siempre son motivo de cambio y el cambio lleva a la evolución. Ellos conocen bien lo que está pasando, mucho mejor de lo que se cree o escucha, y reconocen los factores que pueden afectar o influenciar su carrera.

Esta institución siempre ha brindado apoyo a aquellos estudiantes que tienen muchas aspiraciones. Así, por ejemplo, si tenemos un investigador que requiere apoyo en ciencias básicas o clínicas para un proyecto que reconocemos como importante, buscamos la forma en que se le dé apoyo. Por otro lado, en la Universidad, los etudiantes cuentan con grandes mentores que los pueden guiar y orientar, que son líderes y han sido reconocidos así a niveles nacional e internacional.

¿Se pone énfasis en la UCC en el apoyo a la comunidad?

Sí. Tengamos presente que desde los inicios de la UCC, en Cayey, ya existía esa misión de dar servicios a las comunidades vecinas, de ayudar en los barrios pobres y a los necesitados. Eso está muy enraizado en la historia de la UCC. Hemos mantenido eso y es algo que debe prevalecer, porque el aprendizaje en servicio y, sobre todo, en servicio a la comunidad, es la base de la preparación del buen médico y del médico humanista.

¿Cómo está organizado el servicio a la comunidad en la UCC?

Las actividades de los estudiantes suelen organizarse sobre los programas de las asociaciones que brindan apoyo a distintos grupos necesitados. Afortunadamente, ahora es un requisito de acreditación en el segundo año de Medicina poner énfasis en el servicio a la comunidad. Inclusive debo resaltar que los estudiantes han sido el agente catalítico para fortalecer el apoyo comunitario. El entusiasmo de muchos estudiantes es grande y tienen buenos mentores que los apoyan y guían. Eso permite que los mismos estudiantes sean luego reconocidos como líderes en estas actividades. Eso es extraordinario y es un requisito importante y necesario en la formación de un buen médico.

Eso también puede ayudar a un mayor enraizamiento en Puerto Rico y, tal vez, a que los médicos jóvenes no se vayan. Entendemos que Puerto Rico se ha vuelto un exportador de médicos.

Ese es un tema muy importante que debe de preocupar a cualquier gobierno y a nuestra sociedad en general. Ciertamente, si tenemos buenas escuelas de medicina, lo ideal es que esos médicos bien preparados se queden a servir en Puerto Rico, donde tenemos una serie de necesidades particulares y donde, inclusive, la población envejeciente sigue creciendo. Y entiendo que ese es el sentir y el deseo de la mayoría de los estudiantes. En la UCC el 92% son de Puerto Rico; acá tienen sus raíces, sus familias y amistades, y conocen nuestra isla. Desafortunadamente, la realidad de los programas de residencia ha cambiado, hay programas que cerraron y los jóvenes tienen que buscar otros y mejores horizontes. Es cierto, también, que en los Estados Unidos las cosas están cambiando al igual que los requisitos. Actualmente, cerca de la mitad de los estudiantes se van a los Estados Unidos a hacer su residencia y, luego de ese periodo, muchos no regresan.

Considerando ese problema entendemos que se dio en 2006 la ley de los Centros Médicos Académicos en Puerto Rico.

En 2006, se firmó finalmente la ley 136 que crea los Centros Médicos Académicos en Puerto Rico y desde entonces hemos estado trabajando en ese concepto. Tengo que reconocer la visión que tuvo el Dr. Raúl Marcial Rojas, quien ya desde 1988 había presentado esta propuesta a nuestras autoridades.

La ley provee la creación de cuatro centros médicos académicos para entrenamiento de los egresados de nuestras escuelas de medicina. Los reglamentos de estos centros ya fueron aprobados y están registrados y se han presentado los planes de trabajo. Esto obliga también a cumplir con todos los estándares de acreditación. Los decanos hemos sido parte de este esfuerzo y en este momento eso ya está en función y en continuo desarrollo.

Entendemos que esto no está solamente en manos de las instituciones universitarias.

El núcleo académico está en las escuelas de medicina de donde surgen las ramificaciones a los hospitales. El tema hospitalario no se circunscribe solo a la Escuela de Medicina, hay presencia del gobierno a través del Departamento de Salud. Ya que en décadas pasadas se vendieron muchos hospitales del gobierno, el nivel de participación se ha extendido a hospitales privados. Por ejemplo, en nuestra institución, además del Hospital Ruiz Arnau de Bayamón, trabajamos con hospitales privados como HIMA, San Jorge, Puerto Rico Children’s, entre otros.

En relación con leyes y normas, un tema importante es la acreditación de los nuevos médicos y del tipo de examen que deben dar.

Recientemente, fui invitado a una vista pública para hacer una exposición sobre ese tema. Cuando funcionaba en Puerto Rico el Tribunal Examinador de Médicos (TEM), se daba un examen preparado localmente que se conocía como la “reválida”. Ahora, la Junta de Licenciamiento y Disciplina, que viene a reemplazar al TEM, decidió no preparar más ese examen localmente y solicitó al National Board un examen en español e inglés. Pero este examen no es igual al de los Estados Unidos o al que se da en muchos centros internacionales, que permite ejercer en Puerto Rico a graduados de universidades internacionales; en cambio, el que se toma en Puerto Rico es válido solo para Puerto Rico.

Nuestra posición pone énfasis en tener un horizonte amplio y en que el candidato tenga un examen que le abra más posibilidades. Desde ese punto de vista, el mismo USMLE que se da en los Estados Unidos e internacionalmente es una buena alternativa pues les permite a los médicos jóvenes ejercer tanto en Puerto Rico como en los Estados Unidos.

Hablando de horizontes amplios, vemos que la medicina integral y complementaria es parte de los programas de la UCC.

La institución es una universidad y dentro de la misma hay varios programas, siendo el principal el de la escuela de medicina. En esta, hay proyectos de investigación y educación y de servicio al paciente. Las estadísticas muestran que cerca de un 40% de la población utiliza métodos de salud alternos y complementarios. Por eso, la UCC, bajo la tutela de la escuela de medicina y con un grupo multidisciplinario, crea el Centro Universitario de Medicina integral y Complementaria (CUMIC). Para dar servicio a los pacientes cuenta inclusive con acupunturistas, quiroprácticos, reflexólogos, entre otros. Vigilamos que en los procedimientos que se realizan allí se mantenga el rigor profesional y apoyamos en la parte de investigación. Así, por ejemplo, allí se viene investigando el efecto de un hongo sobre células neoplásicas. También se brinda servicio de apoyo a pacientes con cáncer, sobre todo para minimizar los efectos secundarios de la quimioterapia o de los tratamientos oncológicos.

La UCC participa también del fideicomiso nacional para investigación.

Es correcto, y si bien el fideicomiso no es de la UCC, se trabajan algunos proyectos en conjunto y, así, se ha obtenido apoyo bajo una fórmula de colaboración conjunta, en el reclutamiento de dos investigadores post doctorales.

¿Para educar y promover investigación hay que cumplir requisitos, estar acreditados?

El tema de acreditación es algo constante, que no tiene fin y que es parte de la evolución. Su lado positivo es que permite poner la casa en orden y todo al día. Personalmente, he tenido oportunidad de ir a acreditar escuelas de medicina en los Estados Unidos y eso permite traer la experiencia que podemos aplicar a nuestra universidad, lo que es de gran beneficio también cuando nos vienen a acreditar. Hay varios estándares que se debe mantener y con los que hay que cumplir. En la UCC además de la Escuela de Medicina, tenemos varios campos de ciencias aliadas a la salud y eso es algo que nos caracteriza como universidad.

Toda esa actividad exige mucho trabajo.

Ser presidente de una universidad es una gran responsabilidad que demanda mucho esfuerzo. Desde el punto de vista personal considero que tengo el privilegio especial de colaborar en esta institución que tiene grandes retos y, a la vez, grandes oportunidades que se basan sobre todo en dar servicio. Hay retos económicos, de acreditación, laborales, pero es un proyecto importante y que vale la pena y, sobre todo, que Puerto Rico necesita para su desarrollo.

¿Le queda tiempo para otras actividades?

Mantener el balance es importante, dedicar tiempo a otras actividades que también nos gusten o satisfagan, por ejemplo estar con amistades, hacer actividad física, viajar. Claro, tampoco se puede hacer todo en la vida. Por ejemplo, puedo decir que soy un violinista frustrado porque de muchacho, cuando lo estudiaba, un día decidí regalar el violín y allí quedó eso. Pero me gusta la música y me interesa mucho el arte. Creo en la necesidad de mantener un balance y trato de hacerlo, no nos debemos quemar. Es algo necesario porque si uno tiene el balance, eso es lo que se puede proyectar a otros y eso es importante.

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