Temas de Interés / ARTE

Amedeo Modigliani

(1884-1930): El artista bohemio y su trágico fin
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Jesús María del Rincón
Retratista
delrinconportrais@gmail.com
www.delrinconportraits.com

Cierto día, caminando por el París de Edith Piaf y los acordeones, me encontraba perdido y entré en una taberna de mala muerte a pedir direcciones. En mi limitado francés pregunté al primero que vi sentado en la barra, y entendí por sus gestos que me invitaba a un trago. Por no hacerle un feo, acepté.

–Me llamo Amedeo Modigliani, para servirle –me habló en francés. –Ah, por el apellido veo que usted es italiano, ¿no? hablemos mejor en su lengua – le pedí–. Mi nombre es Jesús María del Rincón, español- continué, -pero espere …,- dudé: – ¿Dijo Modigliani, como el pintor? –El mismo, yo soy él– esbozando una sonrisa mientras se apuntaba con el índice al corazón.

Del Rincón: Me cuenta algo de su ajetreada vida.

Modigliani: Nací en 1884 en Livorno, de padre italiano y madre francesa. Mi padre era prestamista, pero le tan fue mal que tuvo que pedir prestado y las autoridades le embargaron, aunque por una ley que protegía a las embarazadas, y mi madre lo estaba, pudo salvar unas joyas y todo lo que cupo sobre su cama. Nos mudamos de ciudad y mi padre se dedicó a la minería y mi madre a la docencia. Fuimos cuatro hermanos, me apodaban “Dedo”.

Del Rincón: Dicen que usted estuvo muy enfermo.

Modigliani: Cierto, con 14 años contraje el tifus y dos años más tarde, la tuberculosis. Eran tiempos difíciles. Un hermano estuvo preso por anarquista.

Del Rincón: ¿Dónde desarrolló su arte?

Modigliani: En Florencia; me inscribí en la Escuela Libre del Desnudo y luego continué en Venecia. Allí me rodeé de malas compañías. Pero, solía leer a Dante, quien me elevaba siempre el espíritu.

Del Rincón: ¿Qué pintores influenciaron en su obra?

Modigliani: Definitivamente Cézanne, Picasso, Klimt y el cubismo. Desarrollé un estilo inconfundible de cuellos largos, ojos almendrados, narices luengas y labios breves.

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Jeanne Hebuternne

Del Rincón: Fue conocido por su rapidez de ejecución y por no retocar jamás una obra.

Modigliani: Mi impaciencia natural me dio esa fama. Me consideraba más escultor que pintor, pero debido a que el polvo me hacía daño por haber padecido tuberculosis, dejé la escultura por la pintura.

Del Rincón: Hábleme de su llegada a París en 1902.

Modigliani: Por mi salud precaria no me aceptaron de voluntario para ir a la Primera Guerra Mundial. Tuve una vida disipada hasta que conocí a mi musa, Jeanne Hebuternne, de 17 años. La pinté como un poseso y nos hicimos pareja, con la oposición de su familia, que la desheredó. A los 33 años tuve mi primera exposición individual, la cual clausuraron por “indecencia”. Nos mudamos a Niza, donde nació nuestra hija. Allí la sociedad era más progresista y afluente, y pinté muchos desnudos. Al no tener el éxito comercial que esperaba, decidí regresar a París.

Del Rincón: No quisiera recordarle su final trágico…

Modigliani: ¡Lamentable! Tras una noche de excesos, tuve una riña con tres individuos; me dieron una paliza y me dejaron inconsciente. Hacía frío y contraje pulmonía, de la cual fallecí en enero de 1920. Jeanne, embarazada de nueve meses, regresó con sus padres, pero en su desesperación, se arrojó de un balcón. A nuestra hija la adoptó mi hermana, que vivía en Florencia.

Modigliani: ¿Otra copa? (con lágrimas en los ojos).

Del Rincón: No gracias, me tengo que ir. Con un gesto de empatía en el rictus, le di un apretón de manos, y salí, abrumado, del hediondo tugurio.

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