- Ina Terón Molina, MPH, MS IV
- Escuela de Medicina,
Universidad Central del Caribe
Marzo 12. Para muchos es un día común, pero, para el estudiante que se gradúa de Medicina no lo es.
Como ocurre con la vida, el estudiar medicina es todo un proceso, que se divide en varias etapas. Etapas que al inicio parecen distantes, lejanas, y escabrosas. Pero pronto, al acercarse el verano del segundo año, los esfuerzos se concentran en pasar el Step 1 y los días parecen interminables, vemos que el verano apenas nos alcanzaba para disfrutar o pensar en otras épocas de “libertad” y hay un sin fin de páginas para un día: wl día del Step 1. Este pasa, así como cae un aguacero y, de pronto, nos regocijamos al saber que aprobamos, y sin pestañar, sin pensarlo ya llega el Step 2. Un segundo examen que trae consigo nuevos retos y conocimientos y, tal como un tren sin freno, pasa rápido. Aprobarlo se suma a otra etapa que culmina y da paso a otra… el Match. No creo que haya traducción alguna ni adjetivo adecuado que puedan contener en sí mismos la descripción ni lo que significa esta palabra para quien cursa Medicina.
El 12 de Marzo de 2012 no fue un día común para los estudiantes de Medicina. Imaginen que, después de cuatro años de educación y de prepararte para cursar una especialidad de interés tienes que rendirte ante el destino, y dejar tu futuro en manos de una computadora que procesa un algoritmo muy complicado. El Match determina dónde te forjarás como doctor los próximos años, dónde vivirás - hasta cierto punto - el futuro de tus relaciones interpersonales. Todo se resume a este día.
¡Felicidades a todos aquellos que matchearon!