Trota de Salerno

(1090-1160): La primera doctora en la primera Escuela de Medicina*

Trota de Salerno, también conocida como Trocta, Trotta o Trótula di Ruggiero, fue primero estudiante y luego profesora de la Escuela Médica Salernitana, el primer centro médico sin conexión con la Iglesia y considerado por muchos autores como la primera universidad de Occidente.

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Especial para Galenus
Marco Villanueva-Meyer, MD

Trota y “las damas de Salerno” jugaron un rol trascendental en el cambio que ocurrió en la Edad Media, que marcó el fin del oscurantismo en Europa. Tanto en la tradición popular como en los círculos médicos, las “damas de Salerno” tenían fama de médicas y estudiosas; entre ellas, destacaba Trota.

Salerno y la medicina medieval

Trota pertenecía a una familia adinerada. Cuando era joven, se encontraba en su plenitud la llamada Alta Edad Media, en la que avanzaba el urbanismo, las Cruzadas estaban en su apogeo y se abrían nuevas rutas para el comercio y el intercambio cultural. Los antiguos monasterios que habían sido los centros de enseñanza iban siendo reemplazados por nuevas universidades independientes de la Iglesia. Así, Salerno –ciudad italiana ubicada al sur de Nápoles– fue la primera escuela médica no regida por religiosos y abierta, inclusive, a árabes y judíos, lo que contribuyó a lograr un enriquecimiento cultural amplio y especial. Su estratégica ubicación en el Mediterráneo permitió fusionar el conocimiento greco-romano con la tradición islámica y judía. Además, fue pionera en la admisión de mujeres. Salerno era, en esa época, el lugar para ser visto y su escuela de Medicina (Scoula Medica Salernitana) se convirtió en la más prestigiosa del siglo XI en Europa y el mundo.

El rol de la mujer

En la Edad Media, el ejercicio de la medicina estaba vedado para la mujer, salvo la práctica de la obstetricia y los cuidados al niño en sus primeros meses, que estaban, casi exclusivamente, en manos femeninas. En un Salerno abierto a la vocación médica femenina, pronto surgieron los nombres de cinco mujeres expertas en el arte de curar: la italiana Trota, las alemanas Constanza y Calenda, la judía Rebeca Guarna y la musulmana Abella. Ellas simbolizan la conjunción de los saberes de cristianos, judíos y árabes. Entre todas ellas destacó Trota, quien llegó a ocupar un lugar importante en el campo de la ginecología y obstetricia. Su marido, Giovanni Platearius, era médico y uno de los fundadores de la Escuela de Salerno.

Su obra

La obra de Trota –que se denominó Trótula, por lo que ambos nombres se confunden– se basó en los problemas médicos de las mujeres. Escribió el más célebre tratado de obstetricia y ginecología de la Edad Media, conocido como Trótula mayor. Este consta de 60 capítulos y trata sobre la menstruación, la concepción, el embarazo, el parto, el control de la natalidad, además de diversas enfermedades ginecológicas y de otro tipo, así como de sus remedios. Se usó como texto de medicina por cientos de años, hasta el siglo XVI.

Sus teorías médicas fueron muy avanzadas. Inclusive, sobre las causas y los tratamientos de la infertilidad, señaló que: “Es igualmente frecuente que la concepción se vea impedida por un defecto del hombre como de la mujer”.

Trota impuso un pensamiento que iba contra la creencia religiosa de aquella época, que dictaba que el dolor de la mujer en el parto y otros aspectos de la vida se debían al rol de Eva en el pecado original. Sus escritos reflejaron ideas muy avanzadas para su tiempo: un ejemplo es el apoyo que brindó a que se suministrasen opiáceos a las mujeres durante el parto para mitigar el dolor, una práctica que entonces era perseguida por las autoridades. En su obra, describió también diversas técnicas quirúrgicas, postuló la importancia de dar una eficaz protección perineal e hizo descripciones de avanzada sobre las episiotomías. En sus tratados pediátricos dio normas para los lactantes y para el cuidado del niño en sus primeros meses de vida.

Ella creía y ponía énfasis en una evaluación amplia e integral de los pacientes y no solo en una centrada en los síntomas llamativos. Escribió un segundo tratado sobre el cuidado cuidados médicos en general, inclusive de la piel, la higiene y la cosmética (conocido como Trótula menor). Recomendó también a las mujeres de su época cuidar de la higiene diaria, practicar ejercicio físico regular, hacer masajes con aceites y mantener una dieta equilibrada y saludable. Completó esto con unas simples y curiosas recetas de cosmética femenina que incluían:

  • Una crema para eliminar las arrugas y una fórmula de lápiz de labios con miel, jugo de remolachas, calabaza y agua de rosas;
  • Una infusión de corteza de nogal para limpiar los dientes y conservarlos sanos y blancos; y
  • Dio recomendaciones para el cuidado del cabello y opciones para teñirlo y lucirlo mejor.

Comentario

En la obra de Trota se siguen encontrando elementos novedosos. Su fama creció mucho y sus libros fueron copiados y vueltos a copiar durante varios siglos. Con el descubrimiento de la imprenta por Gutenberg, su obra fue impresa por primera vez en 1554.

Sus enseñanzas ginecológicas se siguieron por mucho tiempo en Europa, convirtiéndola en pionera y en la mujer de mayor prestigio en obstetricia y ginecología de la Edad Media. A pesar de algunas corrientes misóginas históricas que inclusive cuestionan su existencia, su rol es importante como mujer y médica, por su carisma, su inteligencia y sus dotes especiales de maestra e innovadora.

Referencias

  • Benton, JF (1985). "Trotula, women’s problems, and the professionalization of medicine in the Middle Ages". Bulletin of the history of medicine. 59 (1): 30–53.
  • Monica H. Green (2007) “Reconstructing the Oeuvre of Trota of Salerno,” in La Scuola medica Salernitana: Gli autori e i testi, ed. Danielle Jacquart and Agostino Paravicini Bagliani, Edizione Nazionale ‘La Scuola medica Salernitana’, 1 (Florence: SISMEL/Edizioni del Galluzzo) ISBN 9788884502322, p. 187.
  • Monica H. Green, ed. and trans. (2001) The ‘Trotula’: A Medieval Compendium of Women’s Medicine (Philadelphia: University of Pennsylvania Press) ISBN 9780812235890 (print).

* Versión ampliada de la publicada en Galenus 12 (Oct. 2009), p.48.

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