Prurito, rascado…

¿Por qué?
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Félix J. Fojo, MD
felixfojo@gmail.com
ffojo@homeorthopedics.com

¿Qué es el prurito, picazón o comezón? El médico alemán Samuel Hafenreffer lo definió en 1660 como “una sensación desagradable que provoca el deseo imperioso de rascarse” y esa sencilla definición sigue teniendo plena vigencia hoy en día.

Rascar un prurito es rascar muchos pruritos, dice Zhou-Feng Chen, Profesor del Center for the Study of Itch de Washington University, St. Louis. Todos sabemos que cuando rascamos sobre un área en la que sentimos picazón (prurito), estamos condenados a sufrir, en breve tiempo, un nuevo acceso de picazón, y vuelta entonces al rascado, un verdadero círculo vicioso. ¿Por qué ocurre esto?

El profesor Chen lo describe de la siguiente manera:

1) Se siente el prurito en una zona cualquiera de nuestra piel; 2) Rascamos esa zona y eso provoca una sensación de dolor (que paradójicamente suele resultar agradable); 3) Ese dolor provoca que las terminaciones nerviosas aferentes liberen serotonina, lo que lo alivia o lo controla; 4) Pero la serotonina activa simultáneamente unas neuronas denominadas GRPR (son las mismas neuronas que liberan el péptido liberador de gastrina, GRP) responsables de incrementar la sensación de picor; y 5) Disminuye así el dolor producido por el rascado pero se incrementa nuevamente, y cada vez más, la sensación de picor. Esto cierra el círculo vicioso.

Gracias a investigaciones en ratones clonados (parecen funcionar del mismo modo en humanos) del profesor Chen, sabemos que, aunque se encuentran juntas, existen en realidad dos vías neuronales, la del dolor y la del prurito, mediadas ambas por la serotonina, pero con efectos inversos.

Siga entonces el viejo consejo: no se rasque.

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