Patógenos potencialmente pandémicos (PPP)

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Félix J. Fojo, MD
felixfojo@gmail.com
ffojo@homeorthopedics.com

En octubre de 2014, la Casa Blanca anunció una pausa en el financiamiento federal de las investigaciones relacionadas con el incremento de la virulencia y contagiosidad (gain-of-function experiments) de ciertos agentes virales ya de por sí altamente infecciosos. Entre los virus utilizados en esos experimentos están las cepas de coronavirus que causan el “síndrome respiratorio agudo severo” (SARS), el “síndrome respiratorio del Medio Este” (MERS) y algunos otros virus de la influenza A (H5N1, por ejemplo).

La razón fundamental para detener estos trabajos se basa en la evidencia, no confirmada y muy discutida, de que las epidemias de gripe por virus H1N1 que han azotado a la humanidad desde 1977 hasta 2009 tuvieron que ver con fallos en el control de estos patógenos en ciertos laboratorios de investigación. Los opositores a estas investigaciones, que lograron, en definitiva, frenar los fondos gubernamentales a las mismas, alegan que no existen pruebas de que haya una relación costo/beneficio que justifique dichos peligrosos experimentos, que el público no ha sido debidamente informado, que aún no se conocen adecuadamente las características genéticas de los agentes modificados o creados en el laboratorio, que no existe un comité gubernamental que controle estos experimentos y que las guías de seguridad adolecen de fallas y variaciones de un laboratorio a otro. Los que apoyan las investigaciones alegan que la creación de nuevos virus permitirá ampliar los conocimientos sobre los agentes patógenos en general, crear nuevos medicamentos antivirales y preparar las condiciones para enfrentarse a nuevos mutantes virales causantes de futuras epidemias. Por el momento, la balanza parece inclinarse hacia los primeros, los opositores, pero el tema sigue abierto a discusión.

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