Nódulos y cáncer tiroideo en niños

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Víctor J. Carlo-Chévere, MD, FCAP
Patólogo Anatómico y Clínico

Los niños y adolescentes pueden presentar nódulos e incluso cáncer de la glandula tiroides, pero existen diferencias importantes entre los pacientes adultos y pediátricos. Muy recientemente la American Thyroid Association publicó sus guías para el manejo de pacientes pediátricos con nódulos y cáncer diferenciado de la glándula tiroides. Estas guías tienen vigencia para pacientes hasta los 18 años de edad.

La primera diferencia importante es que los nódulos de tiroides son mucho menos comunes en los niños que en los adultos, pero la mayoría de estudios indican que el riesgo de cáncer en los nódulos tiroideos de pacientes pediátricos es mayor. También es más frecuente encontrar diseminación extratiroidea del tumor en los pacientes pediátricos en comparación con los adultos; no obstante, los niños siguen teniendo un pronóstico muy favorable siendo la mortalidad específica del cáncer tiroideo en ellos menor que en los adultos. Si a esto sumamos que los niños son mucho más susceptibles de sufrir efectos adversos a largo plazo por el tratamiento contra el cáncer, está claro que el objetivo principal en esta población es un diagnóstico temprano y, a la vez, evitar tratamientos usuales en adultos pero que en niños pueden resultar menos beneficiosos y con mayores efectos secundarios.

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Imagen de ultrasonido doppler de nódulo tiroideo (cc 3.0)

El primer paso en la evaluación del paciente pediátrico considerado de alto riesgo para cáncer de tiroides, o con un examen físico anormal, es un estudio por ultrasonido. Las características sonográficas de los nódulos detectados son esenciales para establecer el riesgo de malignidad y la necesidad de biopsia. Las nuevas guías le adjudican al tamaño del nódulo menor relevancia que en el adulto. Es también de suma importancia evaluar la presencia de ganglios linfáticos anormales en pacientes con nódulos de características sospechosas, dada la mayor frecuencia de metástasis en los pacientes pediátricos. Vale la pena mencionar que es igualmente recomendable reconocer las características de lesiones benignas que también podemos encontrar en los niños, como pequeños quistes, que pueden causar gran ansiedad en los padres.

En los pacientes ya diagnosticados con cáncer de tiroides las guías pediátricas recomiendan, al igual que en adultos, el uso de biopsias por aspiración para confirmar la presencia de metástasis en los compartimientos cervicales que requieran disección durante la tiroidectomía. Las biopsias también se recomiendan para evaluar pacientes postquirúrgicos con lesiones sospechosas de enfermedad residual o recurrente detectadas por pruebas serológicas o de imagen. Sin duda, la biopsia de nódulos tiroideos en niños puede ser más complicada que en los adultos, pero en la experiencia del autor la mayoría de los niños mayores y adolescentes son capaces de cooperar y toleran muy bien el procedimiento. Los niños pequeños comúnmente requieren sedación y en estos casos se requiere la colaboración de un equipo interdisciplinario en un ambiente hospitalario para realizar el procedimiento satisfactoriamente.

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