La depresión: Visión amplia y enfoque en su tratamiento

Una de cada ocho personas puede requerir tratamiento para depresión en el curso de su vida y más del 70% de las hospitalizaciones psiquiátricas están asociadas a trastornos afectivos. Esto tiene una significativa implicancia socioeconómica si se consideran los costos directos del tratamiento y los costos indirectos por la pérdida de productividad.

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Brenda Matos, MD
Psiquiatra General
Subespecialista en Niños
y Adolescentes
Benji68@prtc.net

El rol del médico en la depresión

La depresión se ha conceptualizado como una enfermedad crónica, en cuyo tratamiento, al igual que en otros trastornos mentales, el rol de los médicos primarios es clave. Esto es así porque los pacientes psiquiátricos tienden a recurrir inicialmente a los médicos primarios en busca de ayuda. Hay también estudios que revelan que el médico primario que trata la depresión tiene una visión más amplia en el cuidado del bienestar del paciente. Sin embargo, se han encontrado deficiencias en el tratamiento ofrecido en la práctica general cuando se trata de las dosificaciones o la duración del tratamiento, de su pobre cumplimiento y de las complicaciones de las comorbilidades médicas.

El estigma de la enfermedad “mental”

Este estigma juega un rol en la resistencia a buscar, aceptar y a continuar un tratamiento. Como parte del estigma, los pacientes depresivos piensan con frecuencia, y en forma incorrecta, que la enfermedad es causada por culpa de ellos mismos y que son responsables de su curación.

Es vital educar al paciente y a su familia acerca de la naturaleza, pronóstico y tratamiento de la depresión no sólo para aumentar la adherencia al plan terapéutico sino para aliviar la culpa y aumentar la esperanza en su tratamiento. El paciente necesita conocer la gama completa de las opciones de tratamientos disponibles antes de acordar participar del tratamiento.

Depresión y comorbilidad

La depresión puede ser comórbida con otras enfermedades o con otros trastornos psiquiátricos y puede estar causada por el uso de ciertos medicamentos. Si la depresión es comórbida con condiciones médicas no psiquiátricas (ejemplos: diabetes, enfermedad coronaria), los efectos de estas condiciones médicas concurrentes pueden ser más severos.

| Los mayores factores de riesgo para depresión incluyen:

- Historia de depresión, familiar o personal - Itentos suicidas previos - Género femenino - Carencia de apoyo social - Eventos de vida estresante - Uso de substancias concurrentes. |

El costo de la enfermedad en dolor, sufrimiento, incapacidad y muerte es alto. Hay siete intentos suicidas por cada intento suicida completado, y alrededor del 2 a 3% de aquellos que intentan suicidio lo completan.

Importancia del diagnóstico

Antes de decidir y aplicar el tratamiento se debe realizar en un diagnóstico preciso. El médico debe primero distinguir la depresión clínica de la tristeza o angustia como respuesta normal de las experiencias de vida. Entre los síntomas depresivos que hay que identificar, están un estado depresivo, la pérdida de interés, la alteración en el patrón del sueño o la alimentación, los sentimientos de minusvalía, culpas, la disminución en la habilidad para concentrarse e ideas suicidas, entre otros.

Importancia del tratamiento

Una vez identificada, la depresión casi siempre puede ser tratada exitosamente con medicamentos, psicoterapia o la combinación de ambos. Otros tratamientos formales son terapia electroconvulsiva y terapia de luz. Cada uno de estos tratamientos tiene beneficios y riesgos, que deben ser analizados cuidadosamente antes de seleccionar la opción del tratamiento para cada paciente. El tratamiento inicial debe ser aplicado por un periodo de tiempo suficiente para permitir una apreciación razonable de la respuesta del paciente o ausencia de respuesta. El tratamiento procede en tres fases: tratamiento agudo, tratamiento de continuidad y tratamiento de mantenimiento. La meta del tratamiento agudo es la remisión completa de los síntomas depresivos; la del tratamiento de continuidad es disminuir la probabilidad de la recaída; y el fin del tratamiento de mantenimiento es prevenir un nuevo episodio depresivo.

| Los objetivos iniciales del tratamiento en orden de prioridad son:

- Remisión de los síntomas y signos. - Restauración del funcionamiento psicológico y ocupacional al del estado asintomático. - Reducción de la probabilidad de recaídas y recurrencias. |

Consideraciones sobre medicamentos

Los medicamentos han demostrado ser efectivos en el trastorno depresivo mayor. El tipo de medicamento escogido está basado en el perfil de los efectos secundarios, el historial previo de respuesta del paciente, el historial familiar de respuesta y el tipo de depresión.

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Vincent Van Gogh, Portrait of Dr. Gachet, 1890.
Oil on Canvas, 26” x 22”

Hay evidencia considerable que sugiere que la terminación del tratamiento cuando hay aún síntomas depresivos residuales se asocia a pobres resultados a largo plazo, a bajo funcionamiento y alto riesgo de deterioro laboral. Si el episodio depresivo completo recurre en un corto tiempo luego de haber sido descontinuado el medicamento, la dosis terapéutica debe ser reiniciada.

Los medicamentos SSRIs son los antidepresivos más ampliamente usados en el tratamiento de la depresión. Estos son los agentes preferidos debido a su efectividad, accesibilidad de uso, ausencia relativa de efectos adversos aun en dosificaciones altas, además de ser bien tolerados. Existen otros agentes modernos y, al igual que los SSRIs, son más seguros que los tricíclicos, los tetracíclicos y los MAOIs. Actualmente, se utilizan psicotrópicos no antidepresivos y otros no psicotrópicos como parte del tratamiento para la depresión.

Comentario

Para alcanzar el mejor resultado en el tratamiento de la depresión, entre otros factores, es importante tener un diagnóstico preciso y que el paciente esté informado y educado sobre lo que conlleva su diagnóstico y tratamiento. Se requiere seleccionar la modalidad de tratamiento más apropiada acorde a los síntomas, proveer el tratamiento por el tiempo apropiado, darle seguimiento al paciente y, en el caso de un cuidador primario, reconocer el momento en que el apoyo de un psiquiatra se vuelve necesario.

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