¿Es depresión o trastorno de déficit de atención e hiperactividad?

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William Julio, MD, FAPA
Psiquiatra General y Geriátrico

Epidemiología en TDAH

La condición de trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH, o ADHD) se caracteriza por la inatención, hiperactividad, impulsividad, o una combinación de ellas. En los Estados Unidos se estima que alrededor del 60% de los niños con TDAH llegan a la adultez padeciendo la condición; dichos pacientes componen alrededor del 4% de la población u 8 millones de individuos.

Diagnóstico y síntomas principales

Menos del 20% de los adultos con TDAH han sido diagnosticados o tratados, y solo alrededor de una cuarta parte de ellos busca ayuda. Se entiende que esta condición biológica y más a menudo genética, ocurre temprano en el desarrollo del cerebro. Los adultos con TDAH pueden exhibir los mismos síntomas que tenían cuando niños, y aunque la hiperactividad comúnmente disminuye en la adultez, la inatención y la impulsividad pueden persistir.

Los síntomas de TDAH usualmente incluyen inhabilidad para enfocarse, desorganización e inquietud. Los adultos con TDAH pueden tener dificultad organizándose, escuchando instrucciones, recordando detalles, o tener dificultad para completar tareas, lo que puede hacer más difíciles sus relaciones domésticas, académicas o laborales. Las personas con TDAH pueden exhibir diferentes síntomas y experimentarlos en diferentes niveles de severidad, que causan desde un impedimento leve a uno significativo.

Depresión y TDAH

La depresión es común entre los adultos que padecen TDAH. Se estima que la depresión es 2,7 veces más prevalente en los adultos con TDAH que entre la población general. No es poco común que profesionales diagnostiquen a un paciente con depresión pero fallen en diagnosticar un TDAH subyacente, lo cual puede ocurrir especialmente con niñas y mujeres.

Algunos adultos con TDAH se deprimen sin ninguna razón obvia, la condición ocurre en ausencia de circunstancias o eventos negativos de la vida como podrían ser dificultades en el trabajo o en la escuela, pérdida de empleo, problemas de relaciones o enfermedad crónica por ejemplo. El riesgo para este tipo de depresión, conocida como depresión primaria, pareciera ser principalmente heredado.

En otros casos, la depresión ocurre como una consecuencia directa de frustración crónica y decepciones de vivir con una condición de TDAH no tratada o pobremente manejada. Se estima que el 25% de los adultos con el desorden no han recibido tratamiento adecuado. Esos casos de depresión se consideran secundarios al TDAH.

Diferencia entre TDAH y depresión

Para complicar las cosas, los profesionales de la salud pueden confundir TDAH con depresión. Diferenciar las condiciones puede ser difícil porque ambas condiciones pueden presentar olvidos e inhabilidad para enfocarse. Sin embargo, hay distinciones entre los síntomas de TDAH y los causados por depresión.

La condición de TDAH puede causar ánimos bajos, pero estos están usualmente relacionados con contratiempos específicos. Estos sentimientos tienden a ser transitorios. En contraste, los problemas de ánimo asociados con depresión son generalmente pervasivos y crónicos, y están presentes por semanas o meses. Además, a diferencia de los ánimos bajos causados por TDAH que a menudo comienzan en la niñez, la depresión típicamente no se desarrolla hasta la adolescencia o más tarde.

En cuanto a la motivación, con TDAH el paciente aparenta una imposibilidad de lograr las cosas porque está tramado y no puede decidir qué hacer primero. En el paciente deprimido es más por letargo, y no puede iniciar ninguna actividad.

En cuanto a las dificultades para dormir, cuando se padece TDAH, el problema usualmente ocurre con la inducción del sueño. La mente continúa activa, añadiendo cosas a la lista de tareas para hacer el día siguiente. En cambio, los pacientes que padecen depresión tienden a quedarse dormidos, pero se despiertan repetidamente durante la noche y temprano en la mañana. Además, en cada despertar la mente se presenta llena de pensamientos negativos y de ansiedad.

Opciones terapéuticas

En cuanto al tratamiento, no es aconsejable comenzar a tratar el TDAH y la depresión primaria a la vez. Se debe trabajar primero con la condición que causa mayor discapacidad. Los problemas de TDAH son reales pero la depresión puede poner en riesgo la vida del paciente.

La mayoría de los antidepresivos trabajan bien en conjunto con los medicamentos estimulantes, y también con el no estimulante atomoxetine, aunque podría necesitarse hacer ajustes menores en las dosis. El bupropión es un antidepresivo que podría también ser de utilidad para tratar TDAH.

Cuando la depresión es secundaria al TDAH, un medicamento o un ajuste de estilo de vida puede ser lo que se necesite para mejorar el ánimo del paciente. Se reconoce que cambios en el estilo de vida pueden ayudar.

El ejercicio aeróbico puede tener efecto en el estado de ánimo de las personas con TDAH.

Finalmente, en conjunto con o en vez de medicación, una forma de psicoterapia conocida como terapia cognitivo conductual (TCC) ha probado ser altamente efectiva para tratar la depresión. La primera meta de la TCC es permitirle al paciente identificar y reducir pensamientos negativos intensos y frecuentes.

Comentario

La meta del tratamiento para ambas condiciones es la misma: reducir la frecuencia e intensidad de los síntomas. De esta manera, contribuiremos a mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes de una forma significativa.

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