Articulos médicos

Entrevista

Heriberto Pagán, MD

El Dr. Heriberto Pagán Sáez tuvo el privilegio de vivir íntimamente el vertiginoso avance de la radiología en los últimos 50 años. En esta entrevista además de contarnos detalles importantes de sus experiencias, nos confirma la importancia de la información clínica y de conocer los alcances y limitaciones de cada prueba radiológica para aprovecharlas en toda su capacidad, en beneficio del paciente.

¿A usted le tocó iniciar sus estudios en el edificio que había sido de Medicina Tropical?

Los primeros dos años estábamos en la Escuela al lado del Capitolio, en el edificio de Medicina Tropical. Vivíamos allí. ¡Era precioso, al lado del mar! A mi me aceptaron en Medicina junto con algunos compañeros de colegio, y con ellos la vida nos hizo como hermanos.

Cuando la Escuela de Medicina se muda en 1972 a Recinto, ese edificio se abandona y con el tiempo es ocupado por una agencia del gobierno y por oficinas del Senado. Tiene un valor histórico tremendo. Hace años se formó un comité para recuperarlo, del cual formo parte. Inclusive la Dra. Martínez Picó, cardióloga pediátrica, logró probar que la Universidad es dueña del edificio.

Proyectamos hacer un Museo de la Medicina de Puerto Rico. Esta tiene una historia muy bonita y hay que resaltarla para generar entusiasmo e interés. En Puerto Rico ha habido cosas extraordinarias. Muchos trabajos pioneros en el mundo se hicieron acá. ¡Y ni que decir de los trabajos en medicina tropical!

¿Qué hizo al graduarse?

Al día siguiente me casé. Yo me gradué el 5 de junio y me casé el 6 de junio. Era el momento oportuno, pues ya como profesional se podía pensar en formar una familia. Yo soy de la 6a clase, de 1959. Pronto cumplo 50 años de graduado y 50 de casado.

Ese año inicié el internado. El mismo 1959 se mudó el hospital del distrito de Bayamón a las instalaciones de lo que hoy es el Hospital Universitario, llamado entonces Hospital de Distrito de Río Piedras, que antes había sido el Sanatorio para los pacientes tuberculosos. Eramos cinco en el primer grupo de internos. Mi esposa ya trabajaba allí como médico internista pues ella se graduó antes que yo. Las guardias de esa época eran de todo el fin de semana.

La satisfacción de haber formado a muchos radiólogos debe de ser algo muy especial, más aún habiendo sido el primero.

En el Departamento de Radiología tenemos por año un total de 16 a 20 residentes. Allí ya se han formado más de 300 radiólogos.

Pero en 1960 cuando yo empecé no había residencia de radiología. El Dr. Rafael Díaz Bonnet inició el programa de radiología y yo fui su primer residente. Por lo tanto, yo fui mi propio chief resident… por 3 años! Después vinieron otros. Yo era el que corría el asunto. Al culminar la residencia el Dr. Antonio Ortiz, que dirigía el Hospital Pediátrico, me sugirió hacer una subespecialidad en radiología pediátrica en Boston. Así me convertí también en el primer especialista en radiología pediátrica de Puerto Rico.

En esa época yo iba a cuanta reunión había representando a Radiología, a los tumor boards. Inclusive cuando vinieron personalidades famosas como Barnard o Castleman, yo siendo un médico bien joven era el que presentaba las imágenes radiológicas. Allí me ‘crié’ como radiólogo. Esas experiencias fueron únicas, y eso nadie se lo quita a uno. En 1967 me nombran jefe del Departamento de Radiología

¿Cómo se desarrolla el Departamento de Radiología?

Inicialmente era parte del Departamento de Medicina, pero luego fue creciendo. Cuando yo ya era jefe, con el Dr. Víctor Marcial de Radioterapia y el Dr. Aldo Lanaro de Medicina Nuclear creamos el Departamento de Ciencias Radiológicas. A mi me tocó dirigirlo después del Dr. Marcial y luego vino la Dra. Frida Silva. La idea era que unidos tuviéramos algo más sólido para facilitar la obtención de recursos. Hubo un auge importante, venían médicos de varios países a entrenarse y había una actividad académica muy intensa.

¿Cuál era el concepto de este Departamento dentro de Centro Médico?

El plan del Dr. Arbona consideraba agrupar varios hospitales en Centro Médico y así centralizar algunas actividades como radiología, patología o cirugía. Pero el plan no se logró culminar. En 1965 nos mudamos del Universitario a las actuales instalaciones en Centro Médico. De tener tres máquina viejas pasamos a tener trece cuartos bien equipados...era otro mundo!

¿Nunca estuvo tentado de abrir una oficina privada?

Siempre me ha gustado la parte académica. Me han ofrecido palacios y castillos para ir a la práctica privada, pero esto es lo que disfruto. A mi me encanta dar conferencias. Ahora que estoy retirado, sigo yendo a la escuela de medicina, sigo enseñando y aprendiendo.

También me tocó empezar y organizar el programa de tecnólogos. Lo hicimos con la ayuda de mi amigo el Dr. Adán Nigaglioni a quien yo tenía como héroe. Él fue el primer rector de Recinto egresado de la UPR.

¿Cuándo ocurren los cambios grandes en radiología?

La evolución grande ocurre con la llegada del CT y ultrasonido. A fines de la década de los 70 ya había necesidad de CT en Puerto Rico. Y fue uno de mis residentes, el doctor Frank Kolodziej, quien trajo el primer CT. Yo venía luchando para tener CT en Centro Médico y en 1981 por fin lo tuvimos operativo. El Hospital de Veteranos, con quien siempre hubo una buena relación, lo había recibido un tiempo antes y nos brindó un apoyo importante durante esa época.

“Me crié como especialista en el Departamento de Radiología, allí vi crecer y evolucionar a esta especialidad”.

Era otra perspectiva de ver el cuerpo, había que adaptarse a eso…

Claro, y para involucrarme en el tema de CT aproveché mi única sabática de 6 meses. Fui a Walter Reed y también estuve un tiempo en Boston donde me recibió mi amigo el Dr. Taveras, el iniciador de la neuroradiología. Con CT se cambiaron esquemas, inicialmente tuvimos que interactuar mucho con los neurólogos y neurocirujanos; recuerdo en especial al Dr. Nathan Rifkinson, el padre de la neurocirugía en Puerto Rico.

¿Y cómo fue con ultrasonido y MRI?

El primer equipo de ultrasonido llega a Puerto Rico un poco antes que CT. Es curioso, la primera conferencia de sonografía la di yo. En esa época eran imágenes estáticas, el B scan. Una de mis ex residentes, la Dra. Wilma Rodríguez se dedicó mucho al ultrasonido y es una autoridad en ello. Se trata de un estudio extraordinario que tiene sus indicaciones, al igual que CT y MRI. Cuando llega MRI yo ya no era el jefe, pero ayudé a eso.

¿El tema de la impericia, que impacto tiene en radiología?

La práctica de la radiología privada se ve afectada directamente por la cuestión legal, no hay dudas al respecto. La mayoría de las demandas no tiene razón de ser; sin embargo se solicitan procedimientos radiológicos muchas veces para documentar algo obvio.

Y a veces se piensa que una prueba va a aclarar todo…

Se piensa equivocadamente que MRI es la panacea. ¡Hasta los mismos pacientes piden un MRI! Por ejemplo, casi todos los diagnósticos radiológicos certeros de lesiones óseas se hacen con una placa simple. He visto casos que les envían en primera instancia MR. En cambio, para partes blandas MRI es extraordinario.

¿En CT siempre enyecta medio de contraste?

Ese es otro tema que a veces genera controversia. Hay indicaciones y casos en que hay que usarlo, pero muchos casos se resuelven igual o mejor sin contraste. Yo soy CT man, estoy convencido que para un estudio abdominal lo primero que hay que hacer es un CT sin contraste intravenoso sobre todo cuando se pide por dolor abdominal. Así, por ejemplo un pequeño cálculo en el uréter se pierde con el contraste, o para ver una hidronefrosis no se necesita contraste. Igual pasa con las calcificaciones en un tumor en el que inclusive cambiando la ventana se puede ver las zonas de necrosis… Pero hay casos en que interesa ver la parte vascular y allí si ayudan mucho.

¿El radiólogo tiene que ser un buen comunicador de información?

La información que damos es para ayudar y contribuir. Los médicos están saturados de trabajo y tienen poco tiempo. Nuestros informes tienen que tener una opinión e ir al grano. No podemos complicarnos con detalles técnicos que nadie va a leer. Y siempre que sea necesario o haya dudas debemos comunicarnos.

¿Hay superposición con otras especialidades?

Una parte de nuestras actividades se derivó por razones de necesidad ya que no se puede proveer un radiólogo 24 horas al día a otra sección; así es que por ejemplo, se preparó obstetras en ultrasonido. De hecho, la radiología moderna cada día hace mas patente la importancia del trabajo en equipo. Eso de encerrarse en un cuarto oscuro a leer está acabando. Es importante interactuar, discutir los casos; así todos se benefician, en especial el paciente que es nuestra razón de ser. Se siguen desarrollando áreas sub-especializadas. Los cardiólogos empezaron a hacer angiocardiografía y arteriografía periférica… ahora el laboratorio cardiovascular clásico va a ser sustituido en gran parte por CT y MRI cardiacos. Los neurocirujanos hacen otros procedimientos y se desarrolla la sección neurointerventional radiology.

¿Cuál es la importancia de la interacción con patología?

La relación con patología siempre ha sido importante, sobre todo en un Centro Médico académico. Inclusive fui radiólogo del Instituto de Medicina Forense donde tuvimos experiencias extraordinarias.

¿Hay apoyo de las autoridades para el desarrollo y crecimiento del departamento?

Ese es un tema difícil y lo tengo claro. Fui director ejecutivo de Centro Médico por año y medio. Renuncié porque el tema político burocrático no es lo mío. Tenemos un problema que no se ha resuelto: Centro Médico como idea y como concepto es muy bueno, pero tal como se concibió es una cosa y como ha estado funcionando es otra. La Junta de directores es muy variada y se vuelve inoperativa ya que están desde el alcalde, hasta el director ejecutivo del Cardiovascular, pasando por la Universidad, Oncológico, etc.

Por otro lado, el concepto de Centro Médico Académico es importantísimo. Se requiere de un taller clínico y una facultad especializada.

Pero todavía no se ha podido armonizar. Mucho depende de quien sea el director ejecutivo de ASEM (Administración de Servicios Médicos) para ver cómo se trabaja con la Escuela de Medicina. Recuerdo que hasta hemos tenido un director que no quería relación con la Escuela de Medicina. Tener que conjugar todo los elementos ha sido muy difícil, a veces imposible, y eso debilita y desgasta. Se crea una situación donde no hay directrices, con una junta donde la Universidad no tiene autoridad y por otro lado la Universidad exige estándares para la acreditación, y los recursos para eso tienen que venir de algún lado… Sería fantástico que todo se ordene y defina con directrices que permitan avanzar con un rumbo bien definido.

¿Cuál sería la alternativa?

Hoy la situación es distinta. El sistema se desmoronó. Debemos sentarnos con los hospitales privados y estructurar una opción viable. Hay hospitales muy buenos y bien equipados, pero en los que debido al problema de impericia se deriva el paciente a Centro Médico… y el servicio termina siendo limitado. Lo ideal sería encontrar una solución al tema de la impericia.

Mientras tanto el desarrollo tecnológico sigue evolucionando y tenemos que velar para que las nuevas pruebas estén disponibles a nuestra población y que tengamos médicos con la mejor preparación para seguir realizándolas adecuadamente.

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