El Dr. Pedro Malaret Tio: Subcomisionado de Salud

El Dr. Germán Malaret Ponce de León se retiró de su exitosa práctica de Cardiología luego de cincuenta años de una brillante carrera como médico, militar, educador y líder. Su padre fue el Dr. Pedro Malaret Tio, distinguido médico de principios del siglo XX, así como su abuelo en el siglo XIX. De esta familia de médicos cabría bien decir “De tal palo, tal astilla”.

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Norman Maldonado, MD
Hematólogo-Oncólogo
Ex Presidente de la
Universidad de Puerto Rico

El Dr. Pedro Malaret Tio

Pedro Malaret Tio nació en Lares. Estudió Medicina en la prestigiosa Universidad de Pensilvania, donde se graduó en 1912. A su regreso, aceptó un trabajo como cirujano asistente en el Servicio de Salud Pública Federal y en el Hospital de la Marina, que en aquella época evaluaba a los pasajeros y las tripulaciones que llegaban a Puerto Rico. La primera crisis de salud pública que tuvo que afrontar fue la epidemia de la peste bubónica de 1912. Los barcos tenían que ser fumigados quemando azufre para erradicar a las ratas con pulgas que trasmitían esa enfermedad.

Se convirtió posteriormente en el primer interno de Medicina que trabajó en el recién creado Hospital Municipal de San Juan, habiendo sido nombrado por el alcalde Roberto H. Todd. Al completar su internado, fue a trabajar con el Dr. William F. Lippitt, el Comisionado de Salud, como secretario ejecutivo de la Comisión de Anemia creada por el Dr. Bailey Ashford. En sus memorias –que se encuentran en la División de la Historia de la Medicina en la Biblioteca del Recinto de Ciencias Médicas– relató cómo se trataba a los pacientes, empleando timol, y cómo se les educaba. Allí narró también cómo el auditor de Puerto Rico acusó a la Comisión de Anemia por comprar palillos de dientes que se usaban en esa época para preparar las laminillas y examinar las heces fecales.

Luego trabajó como director médico del Hospital Municipal de Yauco, donde relató haber visto a niños con tracoma, y haber realizado operaciones en condiciones muy simples y hasta primitivas. El usó allí, por primera vez en la isla, el salvarsán para tratar a un paciente con sífilis y con demencia sifilítica.

En 1918, durante la Primera Guerra Mundial, ingresó al Cuerpo Médico del Ejército y fue asignado al famoso Campamento de las Casas en Barrio Obrero. Ese mismo año ocurrió el terremoto que destruyó la ciudad de Mayagüez, por lo que él fue enviado allá para establecer una sala de emergencia en el Teatro Yagüez. Al terremoto de Mayagüez le siguió la epidemia de influenza de 1918 y, cuando se llenó el Hospital del Fuerte Brooke, se le asignó establecer un hospital de campo en el que llegó a tener a 600 pacientes tan solo en el primer día.

Al terminar la Primera Guerra Mundial, se unió al Servicio de Salud Pública Federal en Staten Island en Nueva York como cirujano asistente tocándole atender a los veteranos de la guerra y a los marineros que regresaban del campo de batalla.

En 1919 fue a Cuba y allí asumió el cargo de director médico de la Compañía de Azúcar Cubano-Americana. Allí aprendió a tratar la malaria y trabajó para resolver el problema de cumplimiento con los tratamientos.

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El Dr. Pedro Malaret en el ejército.

En 1932 regresó a Puerto Rico como Subcomisionado de Salud en el Departamento de Salud hasta el año 1942. Durante ese lapso, estuvo a cargo de la planificación y construcción de los cuatro Hospitales de Distrito, que fueron la espina dorsal del sistema de salud que se estableció bajo el Comisionado Garrido Morales y que tanto le sirvieron a Puerto Rico por más de 30 años. Además, fue el director médico de la Liga Puertorriqueña Contra el Cáncer y del Hospital Antituberculoso de Bayamón. Trabajó también en el Hospital de Lepra de Trujillo Alto.

En 1967 fue galardonado como el “Médico más distinguido de Puerto Rico”.

El Dr. Germán Malaret Ponce de León

Su hijo, el Dr. German Malaret, siguió sus pasos y estudió Medicina. Se graduó de médico en la Universidad de Harvard y llegó a ser un distinguido internista y cardiólogo, con una destacada trayectoria profesional en Puerto Rico. Ha sido miembro de las organizaciones científicas más prestigiosas en Puerto Rico y en los Estados Unidos. Fue Gobernador de los Capítulos de Puerto Rico del Colegio Americano de Médicos (ACP) y del Colegio Americano de Cardiología.

En dos ocasiones fue nombrado como miembro de la Junta de Gobierno de la Universidad de Puerto Rico, la primera vez en el Consejo de Educación Superior y la siguiente en la Junta de Síndicos. Desde allí fue que, en 1978, salvó el Sistema de Retiro de la institución, lo que permitió que se mantuviera sólido hasta la actualidad. También fue Director Médico del Hospital Cardiovascular de Puerto Rico durante 8 años, desde 1993 hasta 2001.

Este es un muy breve resumen de la trayectoria profesional de dos destacados médicos, padre e hijo, que supieron servir bien a Puerto Rico a lo largo de dos generaciones.

El autor agradece a la Profesora Carmen Santos Corrada, Directora de la Colección Conrado Asenjo del Recinto de Ciencias Médicas, por los documentos para esta columna

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