- Maricarmen López Peña, MD
- Reumatóloga pediátrica
Catedrática auxiliar UPR
Vice-presidente Asociación de Reumatólogos de Puerto Rico
Las enfermedades crónicas en la edad pediátrica suelen presentarse con problemas nutricionales que afectan el bienestar del paciente, su función a largo plazo y pueden producir disturbios en el crecimiento.
La JIA no es diferente en este aspecto. Aproximadamente un 30 % de los pacientes con JIA tienen anormalidades en el crecimiento y un 40 % manifiestan un pobre estado nutricional con disminución en la masa muscular y aumento de la masa grasa, además de tener bajos niveles de minerales. Estos pacientes tienen un metabolismo basal aumentado en descanso, por lo que sus necesidades nutricionales son mayores y generalmente no alcanzadas, razón por la cual suelen tener bajo peso y síntomas de pobre nutrición.
Puede haber varios factores etiológicos. La inflamación crónica lleva a un aumento en citoquinas pro-inflamatorias (IL-6, IL-1 y TNF-α), lo que puede disminuir el tejido magro y causar caquexia. También hay factores mecánicos, como el efecto de JIA en la articulación témporo-mandibular y la gastritis, secundaria a medicamentos, que pueden afectar la alimentación adecuada.
El crecimiento se ve afectado por una nutrición deficiente, pero también puede haber factores endocrinológicos envueltos. Se han reportado niveles disminuidos de insulin-like growth factor 1 y de la hormona de crecimiento durante periodos prolongados de inflamación. Además, el uso de esteroides altera el crecimiento por su efecto supresivo en los osteoblastos. Esto, a su vez, trae problemas de osteoporosis/osteopenia y, a largo plazo, una masa ósea menor en la adultez.
Es importante que monitoreemos el estado nutricional de los pacientes en cada visita, incluyendo el peso y estatura. Se recomienda también consultar con nutricionistas para mejorar o suplementar la alimentación, según se requiera. Se debe ingerir calcio, entre 1200 a 1500 mg diarios, y vitamina D, de 400-800 IU. Además, se recomienda ejercicio adecuado a la capacidad de cada paciente. Otra medida a considerar es la protección gastrointestinal para mejorar la alimentación.
Como vemos, la JIA es una enfermedad crónica inflamatoria que puede afectar el estado nutricional y de crecimiento de los pacientes. Es importante el trabajo en equipo, tanto del reumatólogo pediátrico, del pediatra, y del nutricionista, entre otros, para mejorar el bienestar general de los pacientes. Un diagnóstico temprano es de suma importancia para tratar adecuadamente a estos pacientes y evitar complicaciones a largo plazo.
---- Referencias
1. Primer on the Rheumatic Diseases. Klippel, J. 2008.
2. Inflammation and Growth. Simon, D. Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition. 51 Suppl 3:S133-S134. Dec 2010.
3. Juvenile Idiopathic Arthritis. J.E. Weiss. Pediatric Clinics of North America. 2007.