Desde tiempos inmemoriales, el hombre, en su afán de mitigar el dolor y sanar al enfermo, ha intentado armonizar la práctica de la medicina con las ciencias naturales. Se puede afirmar que una deriva de la otra y que ambas se han beneficiado mutuamente. Los pueblos primitivos descubren cómo, al utilizar hierbas y remedios naturales, las heridas sanan mejor y se evitan las infecciones secundarias. Gran parte de la química y de la alquimia se deriva de estos intentos tempranos por aliviar el (...)