Tuve el privilegio de llevar en la escuela clases de educación física varias veces por semana. Teníamos un entrenador, Herr Fischer, un alemán, serio y bueno, que nos enseñó muchas cosas positivas, entre ellas la disciplina, la importancia de practicar para mejorar y el ser persistentes. Además, era nuestro profesor de matemáticas. Él siempre decía que el deporte y las matemáticas exigían mucho sentido común y mucha práctica, y logró que todos gustáramos del deporte… y también de las matemáticas.
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