Hace veinticinco años, se descubrió el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), una condición de salud que redefinió los parámetros de vida de muchos hombres y mujeres, destrozando sueños, tronchando ilusiones. Sin embargo, para un grupo de valientes, se convirtió en una oportunidad de esperanza.
En principio, enfrentados a la muerte, sólo podíamos ofrecer ayuda psicológica a los afectados por este mal. Sin conocimiento científico sobre la condición y sin un tratamiento clínico adecuado no había (...)